domingo, 29 de noviembre de 2020

Antología de poemas

En las épocas de mi adolescencia escribí algunos poemas y desempolvando viejos recuerdos en mis cajones me he encontrado con ellos. Me he sorprendido al leer algunos de ellos, solía escribir a pedido, según historias que me contaban, hasta incluso me presenté a un concurso en el colegio pero eso cuando tenía ocho años, me fue bien en aquella época.

A partir de ahora os dejaré de vez en cuando algunos de mis poemas que he podido rescatar de aquellas épocas.



LÁGRIMA

(Carla Elina)


Fue su madre
mujer soberbia
que estrictamente
le educó.

Mujer blanca,
alta y delgada,
con un duro corazón.

No sé si habrá llorado
alguna vez,
no la he visto,
no lo sé.

Su orgullo era su niño,
copia fiel de esa mujer.
Era el niño más tranquilo,
también fino, si ... lo fue.

Lo fue porque niño eterno no podía ser.
Hombre rudo, frío y rico.
Un gran trabajador logró ser.

Hijo de la soberbia mujer.
Mujer que en el lecho de muerte
a su gran hijo pidió ver.

Aquel hombre,
alto, delgado y altanero
tan solo envió dinero
y a su madre no quiso ver.

Nunca vi llorar a esa mujer...
y al recibir la noticia
de que su hijo no la fue
a ver...

Presionó fuerte el dinero
y miró fijamente al cielo,
pero ni una lágrima
dejo caer.


 ARTE POÉTICO

(Jorge Luis Borges)


Mirar el río hecho de tiempo y agua

Y recordar que el tiempo es otro río, 

saber que nos perdemos como el río

Y que los rostros pasan como el agua.


Sentir que la vigilia es otro sueño

Que sueña no soñar y que la muerte

Que teme nuestra carne es esa muerte

De cada noche, que se llama sueño.


Ver en el día o en el año un símbolo

De los días del hombre y de sus años, 

Convertir el ultraje de los años

En una música, un rumor y un símbolo.


Ver en la muerte el sueño, en el ocaso 

Un triste oro, tal es la poesía

Vuelve como la aurora y el ocaso.


A veces en las tardes una cara 

Nos mira desde el fondo de un espejo;

El arte debe ser como ese espejo

Que nos revela nuestra propia cara.


Cuentan que Ulises, harto de prodigios,

Lloro de amor al divisar su Itaca

Verde y humilde. El arte es esa Itaca

De verde eternidad, no de prodigios.


También es como el río interminable

Que pasa y queda y es cristal de un mismo 

Heráclito inconstante, que es el mismo

y es otro, como el río interminable.


Si te gustó el poema, escribo uno para ti...